Hace más de 50 años, durante una entrevista, le preguntaron al líder pacifista de India Mahatma Gandhi cuáles son los factores que destruyen al ser humano.
Y él respondió así:
La Política sin principios, el Placer sin compromiso, la Riqueza sin trabajo, la Sabiduría sin carácter, los Negocios sin moral, la Ciencia sin humanidad y la Oración sin caridad.
Luego prosiguió: La vida me ha enseñado que la gente es amable, si yo soy amable; que las personas están tristes, si estoy triste; que todos me quieren, si yo los quiero; que todos son malos, si yo los odio; que hay caras sonrientes, si les sonrío; que hay caras amargas, si estoy amargado; que el mundo está feliz, si yo soy feliz; que la gente es enojona, si yo soy enojón; que las personas son agradecidas, si yo soy agradecido.
Mostrando un poco de inexperiencia el reportero quedó mudo y alcanzó a murmurar cómo la vida es su espejo: Mahatma Gandhi, sonrío y respondió, la vida es el espejo de cada uno, el tuyo, el mío, y el de millones de personas. La actitud que tomes frente a la vida es la misma que la vida tomará ante ti.
Ande joven –prosiguió Gandhi- deje de hacer preguntas y vaya a vivir una fiesta con el universo entero.
«El que quiera ser amado, que ame».
Un buen ejemplo que vale la pena seguir, hasta la próxima
Te Quiere
Martha Sánchez Navarro.